En el artículo anterior hemos consentido abandonar al arbitrario y caprichoso dios que nos ha acompañado durante todo este tiempo rodeado de fanatismo y terror. Pero si no queremos rendirnos y creemos posible conocer a un Dios diferente…
Enfrentarse a ello nos exige salir de nuestra zona de confort; abandonar la comodidad y seguridad de esa imagen de dios para adentrarse en lo desconocido en busca del Dios del misterio, aquel que no podemos explicar: El Dios inexplicable.
Si bien es cierto que aquello que no somos capaces de entender nos infunde temor, también lo es el hecho de que a medida que nos adentramos en esta nueva imagen de Dios, encontramos una paz distinta y más reconfortante. [Y como con Dios no tenemos unos criterios o parámetros concretos, digamos que sentir paz, viene siendo una buena señal].
Dios es un misterio y siempre lo será.
Perdemos el tiempo si intentamos “antropomorfizarlo”, porque no sirve ni de lejos para explicar dicho misterio.
En nuestro caminar por estas arenas movedizas nos damos cuenta de que Dios no es algo ajeno a nosotros mismos, no es algo o alguien que esté fuera esperando que le pidamos para intervenir en nuestras vidas, sino todo lo contrario, Dios está en cada persona, no está con nosotros sino en nosotros.
Al parecer, esto dejaría que la única manera en que podemos “conocer” a Dios a través de nosotros mismos, siendo cada uno, Dios para los demás; dejándonos tocar y moldear por el misterio, ese que no podemos explicar pero que sabemos que está ahí.
El Dios misterio es inexplicable, pero es el que realmente es capaz de transformar vidas, de tocarnos y bendecirnos desde otros parámetros que no estamos en condiciones de entender, sin chantajes ni trampas,
Sin necesidad de intercesores ni mediadores.
El Dios misterio, es el Dios de los valientes, de aquellos que se arriesgan sin esperar nada a cambio, de aquellos que no caen en la tentación del vil chantaje hacia el dios-ídolo.
Acercarse al Dios misterio inexplicable es la aventura más fascinante que podamos vivir, porque ya no se trata de un dios definido que nos muestran y nos dan desde el nacimiento, sino del descubrimiento y desvelamiento de Él mismo.
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Gracias a Ruth Carlino por enviarnos este artículo tan íntimo y apasionante. ¡Muchas gracias!
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