WandaVision y el corazón roto

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WandaVision ha sido una de las mejores cosas que he podido ver hasta ahora. Desde la emoción e intriga al terminar cada capítulo y esperar al siguiente… no saber absolutamente nada de lo que ocurre… escuchar y leer un montón de teorías sobre la narración: que si estaba Mephisto detrás de todo, o Dr. Strange, o que si se iba a descubrir los X-Men… en fin.

Y nos ha regalado un mensaje necesario: el dolor es personal, íntimo, y nadie por más poderosa que sea, puede evitarlo.

Muchas veces se nos pide que «pasemos página», que busquemos algo nuevo y nos distraigamos del dolor, porque «el tiempo lo cura todo». Y no hay nada más irreal que eso.

Ciertamente el tiempo ayuda. No podemos pedirnos a nosotros mismos reponernos en 24 horas. Por eso, yo personalmente, no me fío nunca de las personas que dicen que nunca se vienen abajo, o que ante el dolor, una noche basta y ya en la mañana ¡como nuevos!.

La vida humana está llena de experiencias desagradables, dolorosas, irremediables, irreparables… y ella misma se da cuenta de eso a mitad de la serie: hay que respetar el ciclo de la vida, no podemos vivir saltándonos las reglas, porque la vida en sí es espontánea, libre, escurridiza. Y nosotras, las personas, navegamos a través de sus días, expectantes.

Por más que queramos vivir en la ilusión del control, esta un día se deshace delante de nuestros ojos. ¡La vida no puede ser dominada!. No se puede.

Esta verdad provoca pánico, ansiedad, pavor, incluso, completa indiferencia ante la vida. ¿Algún ejemplo? Basta con leer a Schopenhauer, y dan ganas de dejar de vivir.

¿Entonces cómo podemos darle a este sinsentido una razón?

WandaVision plantea una buena respuesta: el amor.

Descubrir y explorar el amor nos sirve de brújula ante una vida impetuosa. Cuidar y ser cuidados, atender y ser atendidos, dedicarse y ser dedicados. El amor nos devuelve un sentido para vivir. El amor parece que nos hace resurgir de la tormenta.

Pero esto no basta. Por que a veces el refugiarse en el amor, nos hace ciegos a otras verdades. Wanda empezó a vivir en Westview como quizá nunca había vivido. Pero sabía que todo era insustancial. Westview era fantasía, no la vida.

Y aunque la fantasía pueda aportarnos tanto placer y satisfacción, sabemos que no queremos vivir en una mentira. Sabemos que el amor que deseamos recibir queremos recibirlo de un ser libre y capaz, no de una marioneta. Que los retos y conflictos de la vida, podemos resolverlos con nuestras capacidades; que la vida que creamos podrá tener autonomía y no que vivirás atada y atando a los demás.

El amor que da sentido a la vida, es un amor que respeta las reglas de la vida: es libre, autónomo, independiente, espontáneo.

Pero el dolor nos lleva a crear una fantasía a nuestra imagen y semejanza. Nos puede llevar a un estado de hermetismo, cerrarnos a la vida. La salida de esto, es que jamás funciona ni llega a buen puerto. Porque es una trampa.

Wanda necesitó recorrer los episodios más dolorosos de su vida para reconocerse. Para encontrarse. Para volverse a posicionar en su mapa existencial. Para renacer.

Vivir cerrando los ojos a la realidad no es medicina. Sí, te distrae. Pero morirás creyendo una mentira.

«Hay veces que vivir se convierte en un acto de valentía«

Séneca

Lo valiente está en permitirte vivir. En abrirte a lo desconocido.

La conclusión de esta serie fue perfecta. Muchas veces necesitamos sacrificar nuestras fantasías, reconciliarnos con nuestro dolor para descubrir nuestra verdadera identidad y nuestro verdadero poder.

¿Qué opinais vosotros? ¿Te gustó WandaVision?

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