NO QUIERO QUE ME TOLEREN

«Quédate donde te celebren, no donde te toleren» dice este post de Instagram de la Amarillista. Una frase que podría haber pasado de largo entre tanto contenido visual ha colado muy hondo en el día de hoy.

«Es que tienes que entenderlos«; «dales tiempo«; «qué mas te da«; «con tal y no te hagan nada, no pasa nada». Estas frases serán conocidas y oídas a diario por muchos.

Por alguna razón se nos ha enseñado a que la convivencia debe ser forzada. Que lo «importante» es permanecer unidos, sea a la familia, a los amigos, a una comunidad…

Sin querer ocultan un principio utilitaristala mejor acción es la que produce la mayor felicidad y bienestar para el mayor número. ¿Qué quiere decir esto? Primero, que la felicidad es el mayor valor, lo único valioso en sí mismo es la satisfacción de la felicidad -por ahora, suena bien-pero la pregunta es ¿la felicidad…de quién? Y ahí esta el problema: del mayor número de personas.

Esta corriente filosófica propia del siglo XIX, (véase Benjamin Bentham y John Stuart Mill) echó raíces profundas de tal manera que a día de hoy es parte de nuestro «sentido común».

Si la felicidad de la mayoría es lo más valioso para la sociedad, no suena tan mal. Claro, la inmensa mayoría jamás cuestionará nada, no se sentirá incómoda en ningún momento, total el sistema funciona para que «la mayoría», siempre sea feliz.

Pero la felicidad la encontramos en el ámbito ético como resultado de una decisión. Entre diversas opciones, se escoge «la mejor», la que reporte más felicidad, y eso significa desestimar opciones necesarias de la minoría.

Hoy en día escucho a muchos quejarse » es que ahora todo es para las minorías» . «La minoría» vamos a entenderlo como aquellos que no detentan el poder.

Cada día muchas personas siguen sufriendo rechazo y persecución por ser LGTBI+. Photo by Daria Sannikova on Pexels.com

Gracias al trabajo de muchas personas, hemos llegado a un momento histórico en el que el Estado está basado en el derecho de las personas entendidas como iguales.

Hemos roto con el paradigma de «la mayoría» y hemos empezado a crear una sociedad donde haya suficiente espacio para que todos y todas puedan expresarse y puedan crecer. Es decir, hemos jugado a la paradoja utilitarista.

Hemos convertido la necesidad de igualdad y libertad en la felicidad de todos. [No todo puede ser crítica negativa a la sociedad. Hay muchas cosas buenas que hemos logrado y que debemos afianzar].

Todo esto para decir: no hay por qué conformarse con menos. Hay suficiente espacio para celebrarnos a todos.

Muchas mujeres, inmigrantes, personas con discapacidad, el colectivo LGTB+ y muchas mas comunidades de personas luchan cada día por hacerse notar, por visibilizar su mundo, para recordar a esa «mayoría» que sí posee el poder que lo noble es estrechar la mano, porque así ganamos todos.

Pero hay muchos que no quieren un mundo plural, sino un mundo monocromo. Un mundo donde solo hay una opinión, una autoridad, un único fin, un único modelo de vivir. Y se creen con la potestad de amenazar a los demás, por ser diferentes a ellos.

Se creen que pueden señalar, juzgar, y cerrar las puertas a los que no son iguales a ellos. Por lo tanto, nuestra lucha del día a día es recordarle al mundo que nos debemos amor, paz, acompañamiento y celebración.

Photo by mentatdgt on Pexels.com

«Tolerancia» conlleva una denotación de resistencia, de «aguantar», soportar, llevar una carga pesada…aunque no se quiera. Ya es un logro la no-agresión, claro, PERO PODEMOS Y DEBEMOS DAR MÁS.

La diversidad no es una carga pesada que deben soportar algunos, es aceptar que la vida se manifiesta de diferentes colores y formas y que todos somos parte de ese espectro de realidad.

Así que no podemos conformarnos con una simple no-agresión. Si en ese lugar o con esas personas debemos ocultar nuestros orígenes étnicos, esconder y camuflar un acento, omitir el género de tu pareja, esconder tus talentos… NO PODEMOS CONSENTIRLO.

Debemos hacer respetar nuestra identidad.

«No es suficiente que no me maltrates físicamente, pero te observo cuando haces gestos despectivos hacia mi persona, y no voy a consentirlo.

Me voy, y perderás la oportunidad de conocer y compartir conmigo. Quien pierde eres tú por estar tan ciego por tu ego. Me perdiste y me perderás».

Todos tenemos una historia. Todos tenemos que enfrentarnos a alguien. Pero no estamos solos.

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